BREVE HISTORIA DE LA COLECCIóN:
Antes
que todo gracias por visitar estas páginas y espero que sean de su agrado. El
propósito de este sitio es mostrar mi colección de patentes antiguas que
he ido armando desde el año 1978, cuando contaba con 16 años de edad.
Siempre me gustó coleccionar: de chico, si llegaban a mis manos dos
o tres cosas similares, era muy probable que las guardara y comenzara a
buscar mas de esas cosas que se parecieran: tapitas de gaseosas, latas
de cerveza, estampillas, etiquetas de
cigarrillos, monedas, billetes, etc. A lo largo de los años me he ido
desprendiendo de todas las otras cosas que no fueran patentes antiguas y
solo me he quedado con esta colección, a la que verdaderamente he
dedicado muchas horas, días y semanas enteras. Mi esposa Ely ha sido (y
sigue siendo) muy paciente y comprensiva conmigo y "mis chapas".
Infinidad de veces ha tenido que quedarse sola en casa, hasta dos semanas y
dejarme ir a mis "giras artísticas" en búsqueda de patentes. Esta es mi
pasión, y espero lo siga siendo por el resto de mi vida. Por suerte mi
hijita Sofía, hoy de 2 años, demuestra con su corta edad gran interés
por las "tentes de papá". Santiaguito, mi hijo, de solo 5 meses, se
interesará seguramente en la colección, aunque se verá mas adelante
(espero que llegue a ser un "Patentólogo" como yo...).
Mi primer
patente la encontré mientras estaba en una de mis excursiones de pesca,
en el arroyo que bordea el club de golf, en Sierra de la Ventana,
provincia de Buenos Aires, a unos 120 km de Bahía Blanca, donde yo
vivía. Me gustaba mucho ir de campamento y de pesca a ese lugar. La
pieza esta estaba entre la maleza, al lado de un árbol que le sirvió de
contención, toda retorcida y sucia. Seguramente llegó ahí en alguna de las
crecidas del arroyo, aunque quién se deshizo de ella y cómo fue a parar
ahí será siempre un misterio. La patente en cuestión llamó enseguida mi
curiosidad por la gran cantidad de datos que
tenía, comparada con las aburridas negras y blancas
que se usaban en ese entonces, año 1978, y que solo tenían la letra de la provincia y el
número. Esta patente era de aluminio, tenía el año, el nombre de una
ciudad, era de un camión, pertenecía a una 3A. categoría, contaba con
solo tres números y encima tenía restos de haber sido de un color azul
marino. Posiblemente a cualquiera le hubiese llamado la atención
también y la hubiese guardado como yo. Al poco
tiempo encontré una segunda patente, creo que en una compraventa de
metales, las famosas "chacaritas" (aunque la patente no era tan
interesante como la primera que era de 1931). Esto dio pie a dedicarle un poco de
tiempo y encontrar otras. Las chacaritas de Bahía Blanca las recorría
casi semanalmente y poco a poco fui consiguiendo buenas piezas, entre
las que pude obtener una primer patente enlozada de la cercana localidad
de Tornquist. También conseguí una de Villa Mirasol, de la provincia de
La Pampa, que decía "Provincia Eva Perón". Ya tocaba el cielo
con las manos...
La colección quedó un poco
estancada durante mi paso por la Universidad Nacional del Sur, mientras
seguía con la carrera de Ingeniería Civil. Cuando pude tener ya vehículo
propio, comencé a recorrer los pueblos vecinos a Bahía Blanca e incluso
me quedaba a dormir en algún hotel económico donde me sorprendía la noche.
Muchas veces también hasta dormía en la camioneta. Con los años fui extendiendo esas giras a toda la provincia de La Pampa
y parte de Buenos Aires. En ese entonces, en 1997, decidí venir a vivir
a Bariloche, y desde aquí pude hacerme una gran cantidad de "escapadas"
a las provincias de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz. Tuve la gran suerte de poder hacer un viaje "patentero"
a Salta y Jujuy, pasando por San Luis, La Rioja, Catamarca, Tucumán y
Córdoba. Luego vinieron los hijos, y comenzó la etapa mas tranquila. Hoy
en día mis salidas son muy escasas, me manejo con mis contactos mas bien
por teléfono o email y casi semanalmente agrego alguna pieza nueva a la
colección.
En mis giras he conocido gente maravillosa, con quienes he
compartido horas y horas de charla, mate de por medio y hasta he participado en asados con
personas
a quienes nunca antes había visto. Si bien debo reconocer que en todos lados he sido siempre muy bien recibido y atendido, en la provincia de La Pampa es donde he conocido a la gente mas generosa. Tuve la gran suerte de recorrerla casi de punta a punta en varias oportunidades y siempre encontré en el pampeano la mejor predisposición. Me han sacado con escopeta en algún
pueblo de La Pampa también. Me he caído con la camioneta a acequias en El Bolsón, y me han sacado con tractor en plena lluvia torrencial, he pinchado
varias veces el tanque de combustible con el ripio de los caminos de la Patagonia y me lo han reparado en pocas horas en Esquel y Alto Rio Senguer. He destrozado por otra parte varias ópticas delanteras y
he reventado alguna
que otra cubierta nueva. También me han sacado con tractor de barriales
infernales en varios caminos rurales de Buenos Aires y La Pampa. No todas las historias tuvieron un final feliz: me han
robado una caja con 60 patentes repetidas en un lugar tan chico como Humahuaca, Jujuy, las que nunca pude recuperar. He pasado muchas
aventuras, tal vez para escribir un libro entero.
En
infinidad de viajes, se han "colado" en mi camioneta personas que se
desvivían en recorrer el pueblo y conseguir alguna patente antigua, para que
yo me llevara aunque sea alguna de recuerdo. A todos lo que me han conocido y puedan leer
estas líneas, les digo que los recuerdo con mucho cariño y espero poder
retomar las "giras artísticas" cuando los chicos crezcan y tal vez hasta
me puedan acompañar.
Bariloche,
Junio de 2007
ANECDOTAS
Le dedico este trabajo a mi familia en primer lugar y a todos los que de una forma u otra colaboraron (y muchos lo siguen haciendo) para que mi colección siga creciendo día a día.
Debo reconocer que el trato con otros coleccionistas (de patentes o de otros rubros) siempre fue muy bueno y fructífero. A veces no es del todo fácil, especialmente cuando se llega a la instancia de los canjes. He tenido la suerte de conocer coleccionistas de primera categoría, y a la mayoría de ellos los califico de caballeros y aprovecho para mandarles a todos un cordial saludo.